Descripción |
Una figura sin acción, en plena quietud, difícilmente puede expresar un sentimiento que lo defina con claridad. Sin embargo, Moreno Carbonero consiguío este proposito, porque el noble y desgraciado principe está representado tal como las crónicas nos lo describen, huyendo del mundo, desoyendo malévolas insinuaciones y entregado al estudio en el retiro de un convento de benedictinos, cerca de Messina. Sentado en un historiado sitial gótico, abismado en las profundidades de los pensamientos que le despierta la lectura de un infolio colocado delante de su vista con los pies sobre rico almohadón de terciopelo encarnado, la cabeza en actitid del que medita y la persona toda colocada en el abandono de la absorción; a la derecha, un estante con libros, como la mejor de las compañías; y a la izquierda, otro amigo, tan fiel quizás, porque es un perro, que dormita con abandono.
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